El Sumo Pontífice pide reflexionar sobre los sufrimientos que afligen a los pobres y la devastación del medio ambiente.
Roma, 1 sep (PL) En un mensaje con motivo de la II Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, establecida por él en 2015, el obispo de Roma fue enfático al señalar que «Dios nos hizo el don de un jardín exuberante, pero lo estamos convirtiendo en una superficie contaminada de escombros, desiertos y suciedad».
No podemos -dijo- rendirnos o ser indiferentes a la pérdida de la biodiversidad y a la destrucción de los ecosistemas, a menudo provocados por nuestros comportamientos irresponsables y egoístas.
Al referirse al cambio climático, causado en parte por la actividad humana, recordó que aunque los pobres son los menos responsables de este fenómeno son, a la vez los más vulnerables y quienes sufren ya sus efectos.
Recordó que en el año 2000, «San Juan Pablo II invitó a los católicos a arrepentirse por la intolerancia religiosa pasada y presente, así como por las injusticias cometidas contra los hebreos, las mujeres, los pueblos indígenas, los inmigrantes, los pobres y los no nacidos».
Exhortó a los católicos a hacer lo mismo ahora, por «el mal que estamos haciendo a nuestra casa común» al asumir estilos de vida basados en una malentendida cultura del bienestar y por formar parte de un sistema «que ha impuesto la lógica de las ganancias a cualquier costo sin pensar en la exclusión social o la destrucción de la naturaleza».
La economía y la política, la sociedad y la cultura -subrayó- no pueden estar dominadas por una mentalidad del corto plazo y de la búsqueda de un inmediato provecho financiero o electoral. Por el contrario, estas deben ser urgentemente reorientadas hacia el bien común, que incluye la sostenibilidad y el cuidado de la creación.